
Los alimentos integrales son aquellos que se encuentran en su forma natural y no han sido procesados ni refinados para eliminar su capa externa. Esta capa es rica en almidón, fibra, vitaminas del grupo B y otros micronutrientes beneficiosos para el organismo.
Los alimentos integrales incluyen granos enteros como la avena, el arroz integral, el trigo, la quinua, el maíz o el centeno. También se encuentran en esta categoría las legumbres, las frutas y las verduras frescas, así como los frutos secos y las semillas. Estos alimentos son ricos en nutrientes y fibras, lo cual los convierte en una opción saludable para incluir en la dieta diaria.
Los beneficios de consumir alimentos integrales son muchos:
- La fibra que contienen ayuda a mantener una digestión saludable y regular, previniendo el estreñimiento y reduciendo el riesgo de enfermedades intestinales tales como la diverticulitis. Además, la fibra también puede ayudar a reducir los niveles de colesterol en sangre y también contribuyen a prevenir enfermedades cardiovasculares.
- Su consumo se asocia mundialmente con un menor riesgo de mortalidad y de padecimiento de ciertas enfermedades como el cáncer de colon, cáncer rectal o las enfermedades cardíacas.
- Los alimentos integrales también son ricos en vitaminas y minerales esenciales, como el hierro, el calcio, la vitamina B y la vitamina E. Estos nutrientes son importantes para el mantenimiento de la salud ósea, la formación de glóbulos rojos y el funcionamiento adecuado del sistema nervioso.
- Pueden ayudar a controlar los niveles de azúcar en sangre. Los alimentos procesados y refinados, como el pan blanco y los dulces, pueden causar picos en los niveles de azúcar en la sangre, mientras que los alimentos integrales liberan energía de manera más gradual y sostenida.
- Los alimentos integrales también pueden ayudar a mantener un peso saludable. La fibra que contienen ayuda a mantenernos llenos por más tiempo, reduciendo la necesidad de picar entre comidas y controlando el apetito. Además, al no estar procesados, suelen tener menos calorías que los alimentos refinados.
Su consumo se puede hacer a partir de los 6 meses de edad. Gracias a su gran variedad y versatilidad, se pueden incluir en todas las comidas del día. Son una opción saludable y nutritiva que se debería incluir en la dieta diaria. Con sus beneficios para la salud digestiva, cardiovascular y ósea, así como su capacidad para controlar los niveles de azúcar en sangre y mantener un peso saludable, no hay excusa para no incorporar más alimentos integrales en nuestra alimentación.