
Ayudar a los demás es una de las acciones más nobles que un ser humano puede realizar en su vida, sin embargo, lo que muy pocos saben es que esta generosa actitud no solo es un beneficio para quien lo recibe, sino que también tiene un impacto positivo en la salud y el bienestar de quien lo realiza.
En esta edición de Sonríe Miami dedicada a reconocer la importancia de realizar acciones que respondan a las necesidades de las comunidades, exploramos con la ayuda de expertos las razones detrás de la conexión que existe entre el altruismo y la longevidad y de esta manera invitar a nuestros lectores a dedicar tiempo y esfuerzo en invertir en acciones sociales.
Ayudar a los demás vale la pena
Entre otras ventajas, ayudar a los demás te ayuda a ti mismo. La realización de actos altruistas libera endorfinas reduciendo la hormona del estrés conocida como cortisol al tiempo que aumenta los neurotransmisores y la oxitocina que es la hormona del amor y de la compasión.
Sentir que estás haciendo una diferencia en la vida de alguien, experimentando la gratitud y la empatía, generan una sensación de propósito en la vida que puede tener efectos positivos en tu salud mental y emocional, ayudar a los demás reduce la sensación de soledad y aislamiento social, factores que se han asociado con problemas de salud y que se pueden mejorar cuando se ayuda a los demás.
Ayudar a los demás a menudo te permite ganar una perspectiva más amplia y comprensiva sobre la vida sacándote de tu zona de confort y observando lo que está a tu alrededor, contribuir al bienestar de los demás, tener un propósito y sentir que estás contribuyendo positivamente a la sociedad pueden brindarte una mayor calidad de vida y motivación para mantener un estilo de vida saludable.
Aumenta tu faceta altruista
La psicóloga Patricia Ramírez, más conocida como Patri Psicóloga en Instagram (https://www.instagram.com/patri_psicologa/), donde suma más de medio millón de seguidores, quien también es conferencista y escritora, nos explica las razones por las que todo ser humano debería trabajar en ayudar a los demás.
- Empatía y responsabilidad moral: la capacidad de ponernos en el lugar del sufrimiento y dolor de otra persona dispara nuestra actitud altruista. La responsabilidad moral se sustenta en valores morales interiorizados. La empatía puede llegar a ser tan alta, que hay personas que se exponen al sufrimiento de otras personas con tal de liberar a otras del suyo.
- Afabilidad: las personas afables buscan vivir relaciones y ambientes armoniosos, sin conflictos, amables. Son personas poco dominantes, que hacen prevalecer el equilibrio y la amabilidad por encima de ganar batallas o tener razón. Las personas afables suelen ser altamente empáticas y confían en los demás. Su interés por el bienestar a su alrededor y la confianza en las personas también las lleva a tener la costumbre de ayudar.
- Identificación y sentimiento de pertenencia: el sentirnos identificados como parte de un grupo nos lleva a ser más altruistas. “Cuando nos sentimos parte de algo, eso que salvamos es nosotros mismos, porque actuamos como nosotros, no como ellos”, explica la psicóloga. Seguramente sea este el motivo por el que tendemos a dar más visibilidad o ayudar a conflictos que percibimos más cercanos, con los que sentimos más pertenencia.
- El sentimiento de admiración: en varios estudios se ha demostrado que el sentimiento de admiración y asombro por ejemplo, por fenómenos bellos e impactantes de la naturaleza nos lleva a ser más altruistas, conservarla y cuidarla mejor. La idea de ser una pequeña parte de un todo del que nos sentimos orgullosos y al que admiramos, despierta la solidaridad, la ayuda y el altruismo.
Frase:
“Todos y todas podemos hacer cosas maravillosas si dedicamos parte de nuestro tiempo a cuidar de los demás”, Patri Psicóloga.