A pesar de su gran utilidad, en los últimos años, diversos estudios en Norteamérica y Europa han encontrado que el uso desmedido de las redes sociales contribuye al aumento de síntomas y problemas de salud mental.
Dado que las redes sociales constituyen el espacio virtual en donde las personas interactúan y desarrollan o fortalecen aún más sus relaciones, muchos se ven afectados en su forma de percibirse a sí mismos y a los demás, fuera de la virtualidad.
Todos somos susceptibles de experimentar los principales problemas de salud mental que se han incrementado con el uso excesivo de los medios sociales.
El uso desmedido de las redes sociales ha sido asociado con un incremento en la aparición de trastornos de sueño, ansiedad, depresión y problemas de autoestima, sobre todo en los más jóvenes, personas con edades comprendidas entre 16 y 26 años.
Así mismo, también se ha identificado la presencia de otros problemas como el bullying cibernético o ciberbullying, el cual es cada vez más frecuente entre los escolares, universitarios y adultos jóvenes.
Muchos de ellos admiten haber participado de este fenómeno, ya sea contribuyendo con el acoso cibernético o siendo víctimas de este.
En este sentido, las redes sociales también se han convertido en un espacio en donde muchos descargan sentimientos de hostilidad y rechazo hacia otras personas, especialmente escudados en el anonimato, la falta de límites claros y la poca o nula consecuencia inmediata que tiene este tipo de comportamiento en línea.
Por otra parte, aquellos que tienen dificultades para controlar el uso de las redes sociales, constantemente han experimentado síntomas de ansiedad, por la necesidad de estar conectado constantemente y así mantenerse actualizados de lo que sucede a su alrededor.
Esto ha llegado incluso a afectar hábitos de alimentación y sueño, generando una suerte de dependencia en algunas personas.
Entre otros de los efectos del uso desmedido de las redes sociales, está el efecto negativo entre aquellas personas que las utilizan como una suerte de parámetro a partir del cual tienden a compararse.
Por ejemplo, estar pendientes de las publicaciones de amistades que se encuentran disfrutando de salidas o viajes, puede generar en algunas personas sentimientos de baja autoestima, ansiedad y depresión por sentir que no tienen los mismos logros o experiencias, o también por considerar que lo que tienen no es suficiente, en comparación con lo que muestran otras personas en una situación diferente.
Aunque parezca un problema de menor relevancia, lo cierto es que es importante estar atentos al uso que le damos a nuestras redes sociales, principalmente los más jóvenes.
Por eso es importante reflexionar sobre su uso. Revisemos la cantidad de tiempo que se le dedica a la actividad en línea y prestemos atención al tipo de material que consumimos: ¿cómo nos hacen sentir las cuentas que seguimos? ¿Contribuyen a aumentar o disminuir la ansiedad?
Esto será de vital importancia para que logremos tener un mejor control sobre el impacto que pueden estar generando las redes sociales en nuestra salud mental.
Finalmente, también es necesario recordar que un uso adecuado de las redes sociales puede ser una fuente importante de apoyo social y emocional.